Hacia el Congreso “Compañero Gral. Líber Seregni” (4ª Parte)
Entraremos ahora en un análisis de los aspectos más importantes del documento de balance de gobierno. Y lo primero que debemos precisar, es que no se trata precisamente de un balance, puesto que allí no se encuentran expuestos los aciertos y los errores de nuestro gobierno. Al parecer, los compañeros que redactaron el documento sólo encontraron cosas positivas en estos casi 3 años de gobierno de nuestra fuerza política. Y como todos sabemos, un balance siempre tiene un debe y un haber, cosas positivas para profundizar en ellas y mejorarlas pero también cosas negativas que corregir, y este aspecto está lejos de ser contemplado en el análisis de la comisión. En las 40 páginas del documento aprobado, sólo pudimos encontrar una frase que habla de algo que aparentemente no anda del todo bien, y la transcribimos textualmente: “En materia de extender las escuelas de Tiempo Completo, poco se ha podido avanzar en ello”. Eso es lo único que no hemos podido hacer. Lo demás va sobre ruedas y vivimos en el mejor de los países posibles con el mejor de los gobiernos posibles. Nosotros no creemos que esto sea así. Somos, como Partido marxista-leninista, fervientes partidarios de la crítica y la autocrítica. La esencia de la critica y autocrítica consiste en que se de una apreciación objetiva de todos los aspectos de la marcha del gobierno y de la fuerza política. En que los defectos y errores que pueda haber se analicen a fondo, para eliminarlos. En que no se consienta la tolerancia para con las deficiencias y sus culpables. La critica y auto critica, en la dirección colectiva de cualquier organización, no excluye los errores, estos siguen permaneciendo por mucho tiempo. Pero lo incorrecto es cuando se disimulan e intentan de manera reiterada ocultarlos, desatenderlos. Sólo se puede garantizar el avance si estas contradicciones y errores son puestos de manifiesto, exteriorizados, para ser luego superados. Son estos los objetivos perseguidos por la crítica y la auto critica. El reconocimiento honrado y la rectificación de los errores eran para Lenin signo indicador de la seriedad de su partido comunista., de su capacidad de llevar a cabo transformaciones revolucionarias
PARA ANOTAR EN EL DEBE
Compartimos gran parte del análisis de la situación del país previa a la asunción de nuestro gobierno, aunque en ese capítulo no podemos dejar de llamar la atención sobre el párrafo dedicado al tema de la deuda externa. Allí se dice que: “Antes del primero de marzo del 2005, el gobierno electo en pleno se reúne con los organismos internacionales acreedores por préstamos de emergencia. Se trataba de negociar fórmulas de pago a los mismos que aliviaran la presión financiera que significaban las amortizaciones de deuda en los primeros años del período… Obtenidos los acuerdos necesarios, e instalado el gobierno en sus funciones, da comienzo la tarea de tomar posesión real de ese nuestro gobierno”. Y bien, esto realmente fue así. Pero lo que el documento debería decir, si se trata de un balance, es que eso no era lo que habíamos definido en el programa de gobierno.
En el Congreso “Héctor Rodríguez” resolvimos que: Deberemos enfrentar este mundo de bloques con un relacionamiento basado en la cooperación y en la unidad de América Latina, que permita un relacionamiento de nuevo tipo con los organismos financieros internacionales como el FMI, las transnacionales y con la potencia hegemónica”. Y también que “Nuestro país debe sumar su voz y sus esfuerzos al conjunto de países con quienes comparte visiones para defender sus intereses en el contexto de los organismos multilaterales de comercio y de crédito”. De manera que nuestros compañeros en el gobierno se apartaron del programa ya desde antes de asumir el primero de marzo de 2005.
En el capítulo de las reformas estructurales, al hablar de la “reforma tributaria”, se afirma que: “Este nuevo sistema tiene un gran efecto de redistribución de la renta, mejora la capacidad de compra de quienes tienen menos ingresos en base a una mayor tributación de la población con mayores ingresos”. Al respecto habría que decir dos cosas: en primer lugar, que tampoco es lo que definimos en nuestro programa, ya que nuestra propuesta era que pague más el que tiene más, y no que pague más el que tenga mayores ingresos. Y en segundo lugar, que no se entiende como puede tener un gran efecto de redistribución de la renta una reforma que aumenta la carga sobre el trabajo y disminuye la carga sobre el capital. Nadie ha desmentido que con la reforma el trabajo ve aumentada la carga impositiva en 130 millones de dólares mientras que los empresarios van a pagar 89 millones de dólares menos.
Respecto de la reforma de la educación, el documento señala que: “Se ha consultado a la población en un proceso de discusión inédito por su amplitud y riqueza, culminado en el Congreso Nacional de la Educación. Los insumos recogidos en dicho proceso se integran al diseño de una nueva ley general de educación”. Por cierto que valoramos grandemente lo que se ha hecho en el proceso previo de discusión, pero no podemos dejar de señalar que apenas se conocieron detalles del proyecto de ley se han suscitado críticas de los gremios de la enseñanza.
El documento es pródigo en cifras que son presentadas como logros, pero que sin duda necesitan contrastarse con otros parámetros para valorarlas en sus justos términos. Porque si el ingreso medio de los hogares creció 13% en 2006, como dice el documento, hay que decir que sin embargo el salario real todavía está un 11% por debajo del nivel antes de la crisis, y habiendo superado ya el PBI de antes de la crisis, por lo que la torta sigue creciendo pero se sigue distribuyendo en forma desigual. El documento señala que “en educación se aumentó su presupuesto entre 2004 y 2006 en más de 1400 millones de pesos”, pero no dice que no se llegó al 4,5% que habíamos prometido ni que se llegó a esa cifra debido a la movilización de la enseñanza y al trabajo de nuestros parlamentarios, y no a la voluntad del equipo económico de cumplir con la meta propuesta.
PAIS PRODUCTIVO
En el capítulo del “contexto internacional”, el documento evalúa críticamente los lineamientos que impulsó el Consenso de Washington en la década de los 80 y que se aplicaron en algunos países de América Latina, causando (según el documento) “graves daños económicos y sociales para sus pueblos”. Y se señalan algunas reformas básicas que contenían esos lineamientos: disciplina fiscal, prioridad para el gasto social, reforma tributaria, liberalización del comercio exterior, apertura a la inversión extranjera directa, respeto a los derechos de propiedad, etc. Es decir, todo lo que nuestro gobierno ha venido haciendo y que se plantea como estrategias para alcanzar el objetivo de “país productivo”. El documento evalúa como avances en ese sentido, el aumento significativo del salario real de los trabajadores, aunque no dice que ese aumento es el producto de la lucha de los propios trabajadores que quebraron las pautas oficiales de los consejos de salarios, y sin la cual la recuperación hubiera sido mucho menor. También destaca “el aumento de la inversión externa directa en el sector productivo”, cosa por demás discutible si tenemos en cuenta que nunca se había extranjerizado tanto la tierra como en nuestro gobierno, y que muchas de esas inversiones han sido simple cambio de titularidad de empresas que antes eran nacionales y ahora pasaron a ser extranjeras. De forma tal que más que inversión extranjera deberíamos decir inversión extranjerizante. Destaca también el documento la eliminación de la condicionalidad del FMI, cosa por demás discutible si tenemos en cuenta que los lineamientos que sigue el equipo económico son los mismos que están establecidos en la carta intención con el organismo internacional. También señala el documento como una conquista el apoyo a sectores estratégicos, mencionando entre ellos el “modelo forestal”, salteándose olímpicamente las críticas que ese modelo a generado en vastos sectores sociales y políticos. Por estas y tantas otras cuestiones que sería demasiado largo desarrollar en tan poco espacio, no compartimos la frase con que se cierra el capítulo económico y que dice textualmente: “Lo expuesto, junto a otros elementos, determina que la actual política económica es sustancialmente distinta a la llevada a cabo por gobiernos anteriores”.
PARA ANOTAR EN EL DEBE
Compartimos gran parte del análisis de la situación del país previa a la asunción de nuestro gobierno, aunque en ese capítulo no podemos dejar de llamar la atención sobre el párrafo dedicado al tema de la deuda externa. Allí se dice que: “Antes del primero de marzo del 2005, el gobierno electo en pleno se reúne con los organismos internacionales acreedores por préstamos de emergencia. Se trataba de negociar fórmulas de pago a los mismos que aliviaran la presión financiera que significaban las amortizaciones de deuda en los primeros años del período… Obtenidos los acuerdos necesarios, e instalado el gobierno en sus funciones, da comienzo la tarea de tomar posesión real de ese nuestro gobierno”. Y bien, esto realmente fue así. Pero lo que el documento debería decir, si se trata de un balance, es que eso no era lo que habíamos definido en el programa de gobierno.
En el Congreso “Héctor Rodríguez” resolvimos que: Deberemos enfrentar este mundo de bloques con un relacionamiento basado en la cooperación y en la unidad de América Latina, que permita un relacionamiento de nuevo tipo con los organismos financieros internacionales como el FMI, las transnacionales y con la potencia hegemónica”. Y también que “Nuestro país debe sumar su voz y sus esfuerzos al conjunto de países con quienes comparte visiones para defender sus intereses en el contexto de los organismos multilaterales de comercio y de crédito”. De manera que nuestros compañeros en el gobierno se apartaron del programa ya desde antes de asumir el primero de marzo de 2005.
En el capítulo de las reformas estructurales, al hablar de la “reforma tributaria”, se afirma que: “Este nuevo sistema tiene un gran efecto de redistribución de la renta, mejora la capacidad de compra de quienes tienen menos ingresos en base a una mayor tributación de la población con mayores ingresos”. Al respecto habría que decir dos cosas: en primer lugar, que tampoco es lo que definimos en nuestro programa, ya que nuestra propuesta era que pague más el que tiene más, y no que pague más el que tenga mayores ingresos. Y en segundo lugar, que no se entiende como puede tener un gran efecto de redistribución de la renta una reforma que aumenta la carga sobre el trabajo y disminuye la carga sobre el capital. Nadie ha desmentido que con la reforma el trabajo ve aumentada la carga impositiva en 130 millones de dólares mientras que los empresarios van a pagar 89 millones de dólares menos.
Respecto de la reforma de la educación, el documento señala que: “Se ha consultado a la población en un proceso de discusión inédito por su amplitud y riqueza, culminado en el Congreso Nacional de la Educación. Los insumos recogidos en dicho proceso se integran al diseño de una nueva ley general de educación”. Por cierto que valoramos grandemente lo que se ha hecho en el proceso previo de discusión, pero no podemos dejar de señalar que apenas se conocieron detalles del proyecto de ley se han suscitado críticas de los gremios de la enseñanza.
El documento es pródigo en cifras que son presentadas como logros, pero que sin duda necesitan contrastarse con otros parámetros para valorarlas en sus justos términos. Porque si el ingreso medio de los hogares creció 13% en 2006, como dice el documento, hay que decir que sin embargo el salario real todavía está un 11% por debajo del nivel antes de la crisis, y habiendo superado ya el PBI de antes de la crisis, por lo que la torta sigue creciendo pero se sigue distribuyendo en forma desigual. El documento señala que “en educación se aumentó su presupuesto entre 2004 y 2006 en más de 1400 millones de pesos”, pero no dice que no se llegó al 4,5% que habíamos prometido ni que se llegó a esa cifra debido a la movilización de la enseñanza y al trabajo de nuestros parlamentarios, y no a la voluntad del equipo económico de cumplir con la meta propuesta.
PAIS PRODUCTIVO
En el capítulo del “contexto internacional”, el documento evalúa críticamente los lineamientos que impulsó el Consenso de Washington en la década de los 80 y que se aplicaron en algunos países de América Latina, causando (según el documento) “graves daños económicos y sociales para sus pueblos”. Y se señalan algunas reformas básicas que contenían esos lineamientos: disciplina fiscal, prioridad para el gasto social, reforma tributaria, liberalización del comercio exterior, apertura a la inversión extranjera directa, respeto a los derechos de propiedad, etc. Es decir, todo lo que nuestro gobierno ha venido haciendo y que se plantea como estrategias para alcanzar el objetivo de “país productivo”. El documento evalúa como avances en ese sentido, el aumento significativo del salario real de los trabajadores, aunque no dice que ese aumento es el producto de la lucha de los propios trabajadores que quebraron las pautas oficiales de los consejos de salarios, y sin la cual la recuperación hubiera sido mucho menor. También destaca “el aumento de la inversión externa directa en el sector productivo”, cosa por demás discutible si tenemos en cuenta que nunca se había extranjerizado tanto la tierra como en nuestro gobierno, y que muchas de esas inversiones han sido simple cambio de titularidad de empresas que antes eran nacionales y ahora pasaron a ser extranjeras. De forma tal que más que inversión extranjera deberíamos decir inversión extranjerizante. Destaca también el documento la eliminación de la condicionalidad del FMI, cosa por demás discutible si tenemos en cuenta que los lineamientos que sigue el equipo económico son los mismos que están establecidos en la carta intención con el organismo internacional. También señala el documento como una conquista el apoyo a sectores estratégicos, mencionando entre ellos el “modelo forestal”, salteándose olímpicamente las críticas que ese modelo a generado en vastos sectores sociales y políticos. Por estas y tantas otras cuestiones que sería demasiado largo desarrollar en tan poco espacio, no compartimos la frase con que se cierra el capítulo económico y que dice textualmente: “Lo expuesto, junto a otros elementos, determina que la actual política económica es sustancialmente distinta a la llevada a cabo por gobiernos anteriores”.
27 de Noviembre de 2007
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