LAS METAS INFLACIONARIAS Y LOS AXIOMAS DE LOS EQUIPOS ECONOMICOS DE GOBIERNO
En los primeros días de julio el presidente del Banco Central, el economista Walter Cancela, explicaba que la preocupación del gobierno y del Banco ha sido desde el comienzo mantener la estabilidad de los precios, porque eso sería lo que protege el dinero de la mayor parte de la gente. Por esos días, reconocía ciertos “impulsos importantes” en algunos precios, más allá de lo que se esperaba. Claro que esos impulsos en los precios –al igual que todo lo malo que nos pasa- provenían de afuera. Cancela nos lo explicó muy bien: “Estos impulsos provinieron de factores que poco tienen que ver con la política económica sino con lo que ha pasado con el clima, que afectó algunas ofertas de productos como las verduras, frutas, etc. a su vez, y es importante tenerlo en cuenta, con los precios en el mundo. El petróleo subió, la carne subió, trigo, maíz, de las materias primas” (1). Esto se parece bastante a un axioma matemático, que debe cumplirse siempre (válido para todos los equipos económicos) a saber: todo lo bueno es producto de la impecable política económica llevada adelante por el gobierno; todo lo malo se le puede adjudicar a dos factores:1) a problemas externos al país, y 2) a problemas climáticos (sequías, inundaciones, granizo, heladas, lluvias, etc.). Todos sabemos (o deberíamos saberlo) que el aumento de las exportaciones, el crecimiento del PBI, etc. se deben a la política económica, y no a factores externos.
Claro que los equipos económicos siempre tienen soluciones que una vez aplicadas corregirán los desvíos producidos por los factores antes señalados, y todo volverá a su cauce normal. En el caso que señalamos, Walter Cancela explicaba que lo que podía hacer el gobierno ante esta situación de suba de precios era “una política fiscal que asegure que lo que se gasta es lo que se puede gastar de acuerdo a los ingresos que recibe el gobierno. Por otro lado, que el dinero que emite el Banco Central sea el suficiente para atender la demanda pero que no se exceda porque si hay algo que está mucho más allá de la demanda, si hay más oferta que demanda, el valor que se ofrece empieza a bajar y eso le pasa al dinero”.
UNA POLITICA CONTRACTIVA
¿De que se trata en el fondo la política monetaria del gobierno? Pues de nada nuevo. Es la política más ortodoxa existente de tipo monetario. El Banco Central, todos los días está en el mercado proveyendo dinero, emitiendo pesos y también sacando pesos del mercado de acuerdo a la oferta y la demanda de pesos. Cuando se dice que la política es contractiva quiere decir que el BC lo que intenta es emitir algo menos de pesos de lo que se demanda, es decir, por ejemplo si el BC emitiera pesos en una cantidad que fuera excesiva para lo que demandan los bancos, entidades o empresas, esos pesos estarían sobrando y por lo tanto se irían a gastar en diferentes cosas que podrían presionar en los precios al alza. Entonces, lo que hace el banco es contraer, dejar el mercado corto en dinero de modo tal que el dinero se utilice exclusivamente para lo necesario. Eso lo logra el BC ofreciéndoles a los bancos papeles, letras que los bancos compran pidiéndole al BC un interés. La propuesta del BC, por esos días de julio era decirle a los bancos: si les sobra dinero, en lugar de hacerlo circular y alentar la suba de precios, tráigalo al BC que le pagará una tasa de interés por un día y si mañana lo necesita se lo lleva. Eso es lo que se hizo. El dinero que los bancos tuvieran en exceso el BC lo recibe y les paga un 3.5% de interés anual. Antes, la tasa del BC era 0% por lo tanto a nadie le convenía depositar plata al BC, a partir julio es de 3.5% anual. Esta medida se complementaba con otras que ya se venían utilizando, las letras de regulación monetaria. Cancela explicaba que “esta inflación que estamos teniendo y que llegó en junio a una tasa anual del 8%, queremos que esa tasa baje y se coloque dentro del rango meta que tenemos fijado para fin de año, entre 4.5% y 6.5%.”
¿Y SI LOS RESULTADOS NO SE DAN?
Claro que los resultados esperados pueden no darse, y entonces estamos ante un problema. Un problema para nosotros, simples mortales, pero no para los economistas, puesto que el axioma mencionado al principio no deja de cumplirse nunca, y siempre es posible volver una y otra vez a la misma explicación. El índice de precios del consumo (IPC) que elabora el INE se incrementó en 1.73% en agosto, llevándole aumento de precios acumulado en el año a 8.22% y la tasa anualizada de inflación a cifras superiores al 9%, 2,5 puntos porcentuales por encima del objetivo establecido por el gobierno. El dato de crecimiento de precios casi duplicó las perspectivas más pesimistas de los entendidos. Sólo el rubro alimentos registró un crecimiento del orden de 3,44%. Se registraron además subas importantes en el rubro vivienda, cuidados médicos y conservación de la salud, transporte y comunicaciones, etc. La explicación, al igual que en el mes de julio, no varió ni un ápice. En la conferencia de prensa convocada por el directorio del Banco Central, Walter Cancela señaló que los componentes que justifican el alza son básicamente cuatro: combustibles, carne, bienes a base de harina de trigo, y las verduras. Y luego el axioma: en los tres primeros casos, según Cancela, el alza se debe a la evolución de los precios internacionales (factores externos). En el último caso, a la contracción de la oferta de verduras y legumbres producto de situaciones climáticas extremas (sequía, seguida de inundaciones, continuada por heladas) (2). Y como parte del axioma señalado, el presidente del BCU dijo que estos factores están fuera del alcance de lo que puede hacer la política monetaria.
DOS PLATOS DE SOPA
Pero Cancela dijo que lo que si puede hacer el BCU es actuar “de forma prudente” sobre la demanda de bienes, operando sobre las condiciones monetarias para “aguantar el gasto”. Es decir, reducir el ritmo de crecimiento de la disponibilidad de circulante en la economía, o dicho de otra manera, acrecentar el perfil contractivo de la política monetaria. Ni más ni menos que lo que había dicho hace dos meses atrás, y que no dio ningún resultado. El novísimo agregado, es llevar la tasa de interés interbancaria para la captación de fondos a un día al 5%, y la que el BCU pagaba a los bancos por depósitos a un día (que explicábamos más arriba) a un 4%. Ahora entonces se trataría de manejar la tasa de interés, esperando con las medidas contractivas “impactar sobre las expectativas de quienes fijan precios” (no sabemos de que manera, ya que si los precios se deben a factores externos, no hay forma. A no ser que se pretenda modificar con estas medidas los inconvenientes climáticos).
Los efectos de estas medidas seguramente sean fáciles de predecir. El aumento de las tasas de interés implicará sin dudas más ganancias para el sistema financiero y para quienes tienen dinero depositado. Significará también un encarecimiento de los créditos, por lo que es probable que se de una retracción en las inversiones productivas. Y si esto es así, no es improbable que se comience a dar un crecimiento del desempleo. No trato de adivinar. Simplemente no se puede esperar otra cosa de los regímenes de metas de inflación que han proliferado durante la última década a impulsos del FMI. En próximas notas intentaremos explicar de una forma lo más sencilla posible como funcionan estos tipos de regímenes.
(1) Economista Walter Cancela en entrevista con Sonia Brescia en el programa Primera Voz
(2) conferencia de prensa del directorio del Banco Central el martes pasado
Claro que los equipos económicos siempre tienen soluciones que una vez aplicadas corregirán los desvíos producidos por los factores antes señalados, y todo volverá a su cauce normal. En el caso que señalamos, Walter Cancela explicaba que lo que podía hacer el gobierno ante esta situación de suba de precios era “una política fiscal que asegure que lo que se gasta es lo que se puede gastar de acuerdo a los ingresos que recibe el gobierno. Por otro lado, que el dinero que emite el Banco Central sea el suficiente para atender la demanda pero que no se exceda porque si hay algo que está mucho más allá de la demanda, si hay más oferta que demanda, el valor que se ofrece empieza a bajar y eso le pasa al dinero”.
UNA POLITICA CONTRACTIVA
¿De que se trata en el fondo la política monetaria del gobierno? Pues de nada nuevo. Es la política más ortodoxa existente de tipo monetario. El Banco Central, todos los días está en el mercado proveyendo dinero, emitiendo pesos y también sacando pesos del mercado de acuerdo a la oferta y la demanda de pesos. Cuando se dice que la política es contractiva quiere decir que el BC lo que intenta es emitir algo menos de pesos de lo que se demanda, es decir, por ejemplo si el BC emitiera pesos en una cantidad que fuera excesiva para lo que demandan los bancos, entidades o empresas, esos pesos estarían sobrando y por lo tanto se irían a gastar en diferentes cosas que podrían presionar en los precios al alza. Entonces, lo que hace el banco es contraer, dejar el mercado corto en dinero de modo tal que el dinero se utilice exclusivamente para lo necesario. Eso lo logra el BC ofreciéndoles a los bancos papeles, letras que los bancos compran pidiéndole al BC un interés. La propuesta del BC, por esos días de julio era decirle a los bancos: si les sobra dinero, en lugar de hacerlo circular y alentar la suba de precios, tráigalo al BC que le pagará una tasa de interés por un día y si mañana lo necesita se lo lleva. Eso es lo que se hizo. El dinero que los bancos tuvieran en exceso el BC lo recibe y les paga un 3.5% de interés anual. Antes, la tasa del BC era 0% por lo tanto a nadie le convenía depositar plata al BC, a partir julio es de 3.5% anual. Esta medida se complementaba con otras que ya se venían utilizando, las letras de regulación monetaria. Cancela explicaba que “esta inflación que estamos teniendo y que llegó en junio a una tasa anual del 8%, queremos que esa tasa baje y se coloque dentro del rango meta que tenemos fijado para fin de año, entre 4.5% y 6.5%.”
¿Y SI LOS RESULTADOS NO SE DAN?
Claro que los resultados esperados pueden no darse, y entonces estamos ante un problema. Un problema para nosotros, simples mortales, pero no para los economistas, puesto que el axioma mencionado al principio no deja de cumplirse nunca, y siempre es posible volver una y otra vez a la misma explicación. El índice de precios del consumo (IPC) que elabora el INE se incrementó en 1.73% en agosto, llevándole aumento de precios acumulado en el año a 8.22% y la tasa anualizada de inflación a cifras superiores al 9%, 2,5 puntos porcentuales por encima del objetivo establecido por el gobierno. El dato de crecimiento de precios casi duplicó las perspectivas más pesimistas de los entendidos. Sólo el rubro alimentos registró un crecimiento del orden de 3,44%. Se registraron además subas importantes en el rubro vivienda, cuidados médicos y conservación de la salud, transporte y comunicaciones, etc. La explicación, al igual que en el mes de julio, no varió ni un ápice. En la conferencia de prensa convocada por el directorio del Banco Central, Walter Cancela señaló que los componentes que justifican el alza son básicamente cuatro: combustibles, carne, bienes a base de harina de trigo, y las verduras. Y luego el axioma: en los tres primeros casos, según Cancela, el alza se debe a la evolución de los precios internacionales (factores externos). En el último caso, a la contracción de la oferta de verduras y legumbres producto de situaciones climáticas extremas (sequía, seguida de inundaciones, continuada por heladas) (2). Y como parte del axioma señalado, el presidente del BCU dijo que estos factores están fuera del alcance de lo que puede hacer la política monetaria.
DOS PLATOS DE SOPA
Pero Cancela dijo que lo que si puede hacer el BCU es actuar “de forma prudente” sobre la demanda de bienes, operando sobre las condiciones monetarias para “aguantar el gasto”. Es decir, reducir el ritmo de crecimiento de la disponibilidad de circulante en la economía, o dicho de otra manera, acrecentar el perfil contractivo de la política monetaria. Ni más ni menos que lo que había dicho hace dos meses atrás, y que no dio ningún resultado. El novísimo agregado, es llevar la tasa de interés interbancaria para la captación de fondos a un día al 5%, y la que el BCU pagaba a los bancos por depósitos a un día (que explicábamos más arriba) a un 4%. Ahora entonces se trataría de manejar la tasa de interés, esperando con las medidas contractivas “impactar sobre las expectativas de quienes fijan precios” (no sabemos de que manera, ya que si los precios se deben a factores externos, no hay forma. A no ser que se pretenda modificar con estas medidas los inconvenientes climáticos).
Los efectos de estas medidas seguramente sean fáciles de predecir. El aumento de las tasas de interés implicará sin dudas más ganancias para el sistema financiero y para quienes tienen dinero depositado. Significará también un encarecimiento de los créditos, por lo que es probable que se de una retracción en las inversiones productivas. Y si esto es así, no es improbable que se comience a dar un crecimiento del desempleo. No trato de adivinar. Simplemente no se puede esperar otra cosa de los regímenes de metas de inflación que han proliferado durante la última década a impulsos del FMI. En próximas notas intentaremos explicar de una forma lo más sencilla posible como funcionan estos tipos de regímenes.
(1) Economista Walter Cancela en entrevista con Sonia Brescia en el programa Primera Voz
(2) conferencia de prensa del directorio del Banco Central el martes pasado
05 de Septiembre de 2007
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