VOTAR TAMBIEN ES NECESARIO - Para seguir cambiando
El próximo 12 de noviembre son las elecciones internas del Frente Amplio, y dos cosas son importantes para nosotros los comunistas: una gran votación en todo el Frente Amplio, y una gran votación de la 1001. Es importante demostrar que nuestro gobierno sigue contando con el apoyo popular de siempre, porque sin dudas, más allá de las desviaciones y los inconvenientes que señalaremos más adelante, este gobierno ha tenido logros indudables. Aunque parezca ocioso reiterarlo, es la primera vez en décadas que un gobierno no arranca con un mazazo fiscal sobre la población, sino que lo hace con un plan de emergencia. Plan de emergencia (Ingreso Ciudadano, Trabajo por Uruguay, Rutas de Salida, Educación en Zonas de Contexto Crítico, Plan de Atención Sanitaria, Plan Alimentario, etc.) que hoy llega a 80.000 familias (aprox. 350.000 personas). A esto hay que agregarle la reinstalación de los Consejos de Salarios y la negociación colectiva, incluyendo al sector público y rural; la puesta en práctica del proyecto sucro-alcoholero en Bella Unión; en lo que tiene que ver con la transparencia y la participación ciudadana se están realizando auditorias internas en varios organismos del Estado, se crearon normas presupuestales sobre mejor control de egresos y compromisos de gestión para los diferentes organismos públicos; todo está en discusión y debate por parte de la ciudadanía, como la reforma educativa, la impositiva y la de la salud, etc. Pero lo más importante desde nuestro punto de vista, son los avances en materia de verdad y justicia. Por primera vez en más de veinte años de recuperada la democracia, se ingresó a los cuarteles en busca de enterramientos clandestinos; se encontraron restos de desaparecidos, y se detuvo y se pidió el procesamiento de 8 asesinos y violadores de los derechos humanos, cumpliéndose a cabalidad con el art.4º de la ley de caducidad. Y es más que probable que el dictador Juan María Bordaberry termine tras las rejas por los crímenes cometidos durante su mandato constitucional y mientras usurpó el poder. Seguramente que por estas y otras razones la derecha se muestra muy nerviosa, y realiza burdas operaciones políticas como la de Pedro Bordaberry y compañía en Zona Urbana, o la reunión de Yamandú Fau y Julio María Sanguinetti con el Gral.Díaz. Y también lleva adelante paros patronales con objetivos netamente políticos, sin importarles esta vez los desabastecimientos ni el tener a la población de rehén, y sin que se haya escuchado ni una sola voz de las que suelen escucharse en el Parlamento pidiendo que sean declarados servicios esenciales. Por eso, una muy buena votación del FA el 12 de noviembre significa también cerrarle el paso a las arremetidas desesperadas de la derecha, y a favor de un cambio con justicia social.
POR QUE A LA 1001
Pero así como tenemos la obligación de pedir una gran votación para el Frente Amplio, también tenemos el derecho de pedir una gran votación de la 1001. Porque hemos dado todo de nuestra parte para que estos logros que señalamos (y otros que no nos da el espacio para hacerlo) fueran una realidad, y porque queremos seguir trabajando para que nuestro gobierno lleve a cabo en plenitud el programa que propusimos a la ciudadanía. Pero también porque gracias a nuestro constante batallar por la aplicación del programa hemos logrado (junto a otros compañeros) mejorar algunas cuestiones como el presupuesto o la rendición de cuentas, mejorando sustancialmente la asignación para la educación, o el proyecto de reforma tributaria. También porque hemos dado batallas que no pudimos ganar, pero que seguramente el pueblo frenteamplista sabrá valorar debidamente, como en el caso de las operaciones Unitas, el envío de tropas a Haití, o el Tratado de Protección de Inversiones. Y porque hemos contribuido decisivamente a torcer el rumbo que nuestro gobierno estaba tomando en lo que tiene que ver con la inserción internacional, rechazando desde un principio el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Haciéndolo incluso antes de que se hiciera la propuesta por parte del ministro Astori, ya que nuestro senador, el compañero Lorier, lo señaló claramente durante el debate por el Tratado de Protección de Inversiones, denunciando que era el preámbulo de un TLC. Pero queremos una gran votación de la 1001 porque necesitamos una fuerza política fuerte y comprometida con el programa. Porque para torcer el rumbo de nuestro gobierno cuando este se desvía del programa -como entendemos que se está haciendo en lo que tiene que ver con determinados aspectos de la política económica-, necesitamos la presencia fuerte y comprometida de la 1001 en la vida orgánica del Frente Amplio. Porque nuestro compromiso es con la gente, es con los trabajadores, y por lo tanto no podemos dejar de señalar las cosas con las que no estamos de acuerdo. Luego de más de un año y medio de gestión, las pautas fundamentales de la política económica están explicitadas nítidamente, y podemos constatar que el programa aprobado por la ciudadanía no se está cumpliendo cabalmente, y no somos optimistas en cuanto al futuro. Creemos que no hay mejor forma de defender a nuestro gobierno que aprovechar la legitimación popular lograda en el largo proceso de acumulación de fuerzas histórica, para impulsar los cambios. Y para eso siempre se podrá contar con los comunistas. Bajo ningún concepto los comunistas vamos a aceptar el “pensamiento único”, el “no hay alternativas”. Las alternativas, como la vida, son ricas y diversas, y los ejemplos de caminos diferentes están a la vista. Hemos dicho muchas veces, que se debe renegociar la deuda externa para disponer de recursos para cumplir con la otra deuda, la social, esa sí impostergable, y se nos ha dicho que es imposible. Pero las renegociaciones de deuda son mucho más frecuentes de lo que nos quieren hacer creer. Argentina tiene convenios con el FMI desde 1950, y de 19 incumplió 15, incluso cuando el entorno regional no era lo favorable que es ahora, y no se vino el mundo abajo. Brasil y México han incurrido en moratorias de hecho, y no ha pasado nada. Sin embargo, la primera opción del equipo económico estuvo entre privilegiar a la deuda social o a la deuda externa, y la opción fue por esta última. En el acuerdo con el FMI nuestro gobierno se compromete a “mantener la estabilidad macroeconómica y a implementar una agenda global de reformas estructurales para promover un crecimiento sustentable elevado y para reducir drásticamente la pobreza”. Es decir, nada diferente de lo que fuera el modelo articulador de las políticas en el pasado reciente. Muchas de las reformas que están planteadas en adelante, no son originales de nuestro gobierno sino exigencias del FMI, como el caso de la reforma financiera (en especial del BROU y BHU, así como la independencia del BCU). De lo que se trata es justamente de cambiar, y no de seguir por el camino que nos trazan los organismos multilaterales de crédito, y para eso no existen muchos caminos. Uno de ellos, el que tenemos más próximo y por el que tenemos que trabajar con todas nuestras energías, es el de fortalecer nuestro gobierno con una muy buena votación el 12 de noviembre, y fortalecer nuestra fuerza política con una muy buena votación de la 1001. A esa tarea nos debemos los comunistas los próximos días.
POR QUE A LA 1001
Pero así como tenemos la obligación de pedir una gran votación para el Frente Amplio, también tenemos el derecho de pedir una gran votación de la 1001. Porque hemos dado todo de nuestra parte para que estos logros que señalamos (y otros que no nos da el espacio para hacerlo) fueran una realidad, y porque queremos seguir trabajando para que nuestro gobierno lleve a cabo en plenitud el programa que propusimos a la ciudadanía. Pero también porque gracias a nuestro constante batallar por la aplicación del programa hemos logrado (junto a otros compañeros) mejorar algunas cuestiones como el presupuesto o la rendición de cuentas, mejorando sustancialmente la asignación para la educación, o el proyecto de reforma tributaria. También porque hemos dado batallas que no pudimos ganar, pero que seguramente el pueblo frenteamplista sabrá valorar debidamente, como en el caso de las operaciones Unitas, el envío de tropas a Haití, o el Tratado de Protección de Inversiones. Y porque hemos contribuido decisivamente a torcer el rumbo que nuestro gobierno estaba tomando en lo que tiene que ver con la inserción internacional, rechazando desde un principio el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Haciéndolo incluso antes de que se hiciera la propuesta por parte del ministro Astori, ya que nuestro senador, el compañero Lorier, lo señaló claramente durante el debate por el Tratado de Protección de Inversiones, denunciando que era el preámbulo de un TLC. Pero queremos una gran votación de la 1001 porque necesitamos una fuerza política fuerte y comprometida con el programa. Porque para torcer el rumbo de nuestro gobierno cuando este se desvía del programa -como entendemos que se está haciendo en lo que tiene que ver con determinados aspectos de la política económica-, necesitamos la presencia fuerte y comprometida de la 1001 en la vida orgánica del Frente Amplio. Porque nuestro compromiso es con la gente, es con los trabajadores, y por lo tanto no podemos dejar de señalar las cosas con las que no estamos de acuerdo. Luego de más de un año y medio de gestión, las pautas fundamentales de la política económica están explicitadas nítidamente, y podemos constatar que el programa aprobado por la ciudadanía no se está cumpliendo cabalmente, y no somos optimistas en cuanto al futuro. Creemos que no hay mejor forma de defender a nuestro gobierno que aprovechar la legitimación popular lograda en el largo proceso de acumulación de fuerzas histórica, para impulsar los cambios. Y para eso siempre se podrá contar con los comunistas. Bajo ningún concepto los comunistas vamos a aceptar el “pensamiento único”, el “no hay alternativas”. Las alternativas, como la vida, son ricas y diversas, y los ejemplos de caminos diferentes están a la vista. Hemos dicho muchas veces, que se debe renegociar la deuda externa para disponer de recursos para cumplir con la otra deuda, la social, esa sí impostergable, y se nos ha dicho que es imposible. Pero las renegociaciones de deuda son mucho más frecuentes de lo que nos quieren hacer creer. Argentina tiene convenios con el FMI desde 1950, y de 19 incumplió 15, incluso cuando el entorno regional no era lo favorable que es ahora, y no se vino el mundo abajo. Brasil y México han incurrido en moratorias de hecho, y no ha pasado nada. Sin embargo, la primera opción del equipo económico estuvo entre privilegiar a la deuda social o a la deuda externa, y la opción fue por esta última. En el acuerdo con el FMI nuestro gobierno se compromete a “mantener la estabilidad macroeconómica y a implementar una agenda global de reformas estructurales para promover un crecimiento sustentable elevado y para reducir drásticamente la pobreza”. Es decir, nada diferente de lo que fuera el modelo articulador de las políticas en el pasado reciente. Muchas de las reformas que están planteadas en adelante, no son originales de nuestro gobierno sino exigencias del FMI, como el caso de la reforma financiera (en especial del BROU y BHU, así como la independencia del BCU). De lo que se trata es justamente de cambiar, y no de seguir por el camino que nos trazan los organismos multilaterales de crédito, y para eso no existen muchos caminos. Uno de ellos, el que tenemos más próximo y por el que tenemos que trabajar con todas nuestras energías, es el de fortalecer nuestro gobierno con una muy buena votación el 12 de noviembre, y fortalecer nuestra fuerza política con una muy buena votación de la 1001. A esa tarea nos debemos los comunistas los próximos días.
Martes, 24 de Octubre de 2006
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